Música en las paredes con lo etéreo

Intervención Diario Levante 1

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Intervención Diario Levante 3

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Intervención Diario Levante 4

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Intervención Diario Levante 5

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Proyecto música en las paredes con lo etéreo, 2009-2012

9 enero de 2009 Levante. EMV

En una esquina. La música parece que brote de la pared como de una partitura que al abrirse se interpreta sola.

Ferrán Montenegro

Lucía Hervás Asins. Música en las paredes con lo etéreo.

La pintora ilustra el Club con un concierto de las acuarelas que acompañan el libro «Canta, toca i balla», de David Reig

María Tomás, Valencia

A Lucía Hervás los collages le crecen de debajo de la tierra, como las raíces hacia la luz. También le flotan en el intangible del aire, como las notas de una melodía que ha quedado suspendida, ingrávida, en las paredes del Club Diario Levante; el recuerdo visible de lo que sólo se sintió, permaneciendo oculto a los ojos, no a la vibración.

La pintora ha capturado con color los ecos de la música que surge del libro escrito por su pareja, el profesor de música David Reig. La obra, editada por Omnesband, se titula Canta, toca i balla y es una recopilación de 108 canciones populares y de autor valencianas recogidas en un manual que Reig ha realizado con esmero y conciencia durante casi diez años.

Su afán era proporcionar a los estudiantes valencianos una publicación de estas características -inexistente hasta el momento- que les permita participar en la experiencia de la música de forma que, en ella, encontraran además una identidad a través de los sones de aquellas canciones que son propias de la cultura popular.

Lucía Hervás recogió sus vibraciones al pincel para ilustrar el papel que acompaña a las partituras. Así quedaron sus inspiraciones por canciones como la Havanera de les figueretes, A la vora del riu mare o la Pregària per a ploure. Pero el proyecto creció y se convirtió en una exposición, una intervención en el Club en la que la artista música sus paredes con lo etéreo, en una inauguración que coincidía con una velada multitudinaria participada por los maestros amigos de Reig.

En el ángulo, para que la música y la pintura se engarzaran, Hervás se detuvo en uno de los vértices de la sala. «Pensé en la esquina como el ángulo que se produce cuando abres un libro», afirma. De ese vértice surge todo lo que a la pintora le sugiere. Una figuración que acaba inevitablemente en la abstracción del grafismo musical. Todo un reto para quien no conoce este lenguaje.

Un registro también que, más allá de los signos musicales, puede desdoblarse en un despliegue de hadas o en una naturaleza expandida desde ese vértice a través de sones vaporosos, seres volátiles, raíces que quieren volar, pájaros enderezados o quizá sorprendidos por el territorio de la acuarela.

Les une con el espacio terrenal el cartón pluma que sostiene las ilustraciones más pequeñas ofreciendo el cuerpo necesario para estar presentes, aunque sea de forma mínimal.

La técnica mixta, principalmente el gouache con el collage, ha permitido a Hervás descubrir una obra de arte que nunca quedará para la posteridad sino en la memoria fotografiada y el recuerdo quizá en forma de vibración de lo vivido. «Es una intervención efímera. Me gusta trabajar así», afirmaba la autora, que se mostraba encantada con el hecho de haber pintado directamente sobre las paredes de un Club en pleno funcionamiento como foro cultural. Esta pintura, de hecho, será escenario para cuantos transiten por aquí hasta el 6 de febrero. «Me sentía como en un escenario trabajando, recibiendo opiniones de los espectadores. Ha sido curioso en comparación con el trabajo en el estudio», añadía.

Un trabajo fresco, dinámico que no pensaba la autora sería tan extenso. «Al final ha sido una experiencia muy agradable», decía.

El libro de Reig, Hervás lo consideraba un trabajo hecho desde la sinceridad, desde la práctica diaria con los alumnos, apegado a la realidad del aula y de la música popular. De la exposición, pues decir que se trata de cantar, tocar, bailar? y pintar. Todo un ejercicio de creatividad.